Es la voz del espíritu, el pulso de la Tierra, la puerta de entrada para los mundos. A todos aquellos que oyen la llamada del tambor. Ven a tocar el tambor que cura, ven a tocar el tambor por la Madre Tierra.
El chaman considera el tambor como un caballo que le lleva a otras realidades en busca del conocimiento, poder, cura. Construir su propio tambor es entrar en contacto con la sabiduría ancestral, buscar la fuerza, la inspiración en nuestro corazón y hacer nacer en nuestra realidad un instrumento de poder, un compañero, un maestro.
Todo en el Universo tiene un ritmo, las noches y los días, nuestro corazón forma está ligada al tiempo, ciclo eterno de la vida. Se asocia con la luna llena, su cara blanca y luminosa, es el rostro del tambor, su membrana de piel responde al momento de que lo toca. El sonido induce las frecuencias alfa y theta por que estimula el sistema nervioso central y modifica la actividad eléctrica de varias zonas del cerebro, en el chamanismo se honra al espíritu del tambor, se le consagra presentándolo a las direcciones del universo, sahumándolo con resina con copal o hiervas como el cedro y la salvia. Se le hace entrega de ofrenda de tabaco y con el tiempo aflora un canto inspirado por el mismo tambor a su portador.
Por Reverendo Hector Figueroa Torres.
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