jueves, 28 de noviembre de 2013
No hace mucho, las pautas para educar a los hijos parecían claras. Una serie de normas explícitas – generalmente las mismas que los padres habían recibido de los suyos – servían para afrontar la llegada y la crianza de un bebé.
Pero la realidad social de nuestros tiempos se ha hecho mucho más compleja. Los valores sociales cambian con rapidez y la cultura de los medios audiovisuales transforma y modifica la vida cotidiana.
En este sentido la comunidad Yorùbá brinda no solo a sus sacerdotes, sino a todos aquellos que decidan de ella beneficiarse, la posibilidad de aprender la esencia de su educación, formando un buen carácter tanto en el desarrollo de las aptitudes físicas como en la adquisición de cualidades morales.
Esto es un proceso que dura toda la vida pero comienza desde útero. La mujer embarazada es guiada a través de una o varias consultas de Ifá “IFÁ DIDÁ”, en todo lo que debe y no debe hacer. Teniendo presente todas las precauciones que van desde lo que puede comer hasta el médico que traerá a la vida a ese bebé. Se realizan para garantizar que el nuevo miembro de la comunidad no sufra ningún infortunio.
Cuando el nuevo ser está todavía en el vientre de la madre las condiciones de bienestar físico y psíquico provienen de ella, así como su alimentación, todo lo que le sucede a la madre tiene un efecto inmediato sobre el niño que ha de nacer. En este proceso no sólo interviene la madre y el padre, todos los miembros de la comunidad Yorùbá guían y velan por esta gestación.
Cuando una mujer que está esperando un bebé se le dedican cantos:
Madre de un nuevo comienzo, felicidades
Puede que Olódùmarè cuide del bebé recién nacido.
Puede que Olódùmarè haga del bebé un niño de bien.
Puede que Olódùmarè cuente al bebé con nosotros.
En la sociedad Yorùbá la llegada de un bebé es interpretada como la mayor bendición de prosperidad que pueden recibir los padres. Muchos de nosotros dejamos riquezas en el cielo en nuestra prisa en bajar a la tierra, son precisamente los hijos, los encargados de traernos de vuelta esas bendiciones.
El niño es el producto final de la riqueza.
El niño es una cosa de la belleza.
¿En qué gastamos nosotros el dinero mejor que en el niño?
Èjì Ogbè
Cuando el árbol de plátano muere,
Es el retoño el que sobrevive
Cuando el que hace los granos de aceite de palma
Está ausente de casa,
Es el niño el que hereda la fábrica
Es el niño quien hereda nuestra belleza
Cuando el bebe nace, el bebé ya es protagonista de una historia, hecha de afectos, aceptación o rechazo, adaptaciones rigideces o extrañezas. Su mundo esta constituido por su familia, los amigos y, sobre todo la comunidad en la que nace; con todos ellos empieza a relacionarse desde un principio, de ellos recibe y a ellos da continuamente. Cada acto de su vida va tomando, para sí mismo y para los otros, un significado social y cultural.
El desarrollo del ser humano a menudo esta condicionado, ya que antes del nacimiento. Es muy común ver en Latinoamérica como el deseo de los padres, las esperanzas que han depositado en el recién nacido pueden convertirle en el personaje de una historia que no es la suya y que preludia frustaciones y desengaños posteriores.
Es por esto que la ceremonia de nombramiento que se realiza al recién nacido cobra tanta importancia.
Èsèntáyé (Adivinación inaugural de Ifá)
Se puede traducir como la “primera” etapa o empuje en el espacio abierto de la tierra. Es la adivinación que se puede llamar como la ceremonia de bautizo, además de considerarse espiritual, es educativa, ya que el bebé es iniciado dentro de la tradición de la cultura Yorùbá y su incierto futuro se despeja, se concreta y se establecen las pautas de lo que será su vida.
A partir de este momento es la madre la encargada de enseñarle a honrar su nombre y recordarle frecuentemente el propósito de su vida con las disposiciones de Olódùmarè.
Para que al final de su vida pueda alcanzar el reconocimiento de la comunidad por haber logrado tener un buen carácter, convirtiéndose en un útil ejemplo por el amor a su tierra, respeto a los ancianos, lealtad, honestidad en la vida pública y privada, devoción ante el deber, disposición para ayudar, ahínco en el trabajo, sensatez, sinceridad, justicia, paciencia, perseverancia, humildad, bondad, generosidad, benevolencia, hospitalidad entre otros.
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