Carga de la Diosa
Escucha las palabras de la Gran Madre, quien en tiempos antiguos se le llamaba Artemisa, Astarte, Dione, Melusina, Afrodita, Ceridwen, Diana, Arionrhod, Brígida y muchos otros nombres:
"Cuando necesites cualquier cosa, una vez al mes, y mejor aún cuando la Luna está llena, te reunirás en un lugar secreto y adorarás Mi espíritu, que soy Reina de toda la Sabiduría. Serás libre de esclavitud, y como señal de esta libertad, estarás desnudo en tus ritos. Canta, festeja, baila, haz música y haz el amor, todo en mi presencia, porque es Mío el éxtasis del espíritu y Mía también es la alegría de esta Tierra.
Mío es el amor a todos los seres. Mío es el secreto que abre la puerta de la juventud, y Mía es la copa de vino de la vida que es el caldero de Ceridwen, que es el Santo Grial de la inmortalidad. Doy el conocimiento del eterno espíritu y más allá de la muerte, doy paz y libertad y reunión con todos aquellos que se han ido antes. No pido sacrificios, porque soy la Madre de todas las cosas, y mi amor brota a toda la Tierra.
Escucha las palabras de la Diosa de la Estrella, cuyo polvo son los pies de cielo y cuyo cuerpo circula por el universo:
"Soy la belleza de la verde Tierra y la blanca Luna entre las estrellas y los misterios de las aguas, llamo a tu alma para que se levante y venga a mi. Porque soy el alma de la naturaleza que da vida al universo. De mí proceden todas las cosas y a mí deben de regresar. Permite que mi adoración esté en el corazón de todo el corazón que se regocija, porque todo acto de amor y placer son mis rituales. Permite que haya belleza y fuerza, poder y compasión, honor y humildad, gozo y reverencia dentro de ti.
Y aquellos que buscan conocerme, aprende que tu búsqueda y deseos no serán alcanzados, a menos que sepas el Misterio: si aquello que buscas no lo encuentras dentro de ti, no lo encontrarás afuera jamas.
Porque he estado dentro de ti desde el principio, y me encontrarás al fin del deseo.
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