domingo, 15 de marzo de 2015
La Diosa y El Dios.
Porque la divinidad es una, los aspectos de la divinidad pueden intercambiar roles. Cualquiera de los dos pueden representar el sol, la luna, los granos, la cosecha, las aguas de vida, el universo, el cielo, la tierra, la vida, la muerte, el camino, la resurrección del cuerpo y el espíritu, nosotros mismos. La Señora y el Señor simbolizan la fertilidad femenina y masculina. Ambos son el poder y el camino, honrando con ritos de lámparas encendidas, velas y antorchas, con sal y agua, pan y vino, flores granos. Ambos representan el paso de las estaciones atravéz de solsticios y equinoccios de los Sabbats menores y atravéz de los ciclos de la cosecha para la preparación de la plantación y la siembra de los Sabbats mayores. En la cosecha de los sabbats, El Señor es el sol y la Señora es la tierra culminando en la energía del sol enteramente ayudando a dar vida a los granos de la tierra y derramando el espíritu sobre los frutos del vino que nos refresca. La Señora se muestra en las fases en la luna, los Esbats de la luna llena como lo son los Esbats de luna negra y luna azúl. El Señor es el Rey del Roble de Yule hasta Litha y el Rey Sagrado del Acebo desde Litha hasta Yule. Es el Rey Sol y Señor de las Sombras, el cazador y el hombre de los bosques, el Señor de los montes de los animales y los campos, el mismo que collecta el espíritu por quien pasa atravéz de la Diosa para renacer nuevamente.
La Señora es la misma quien transforma, quien cambia. Es atravéz de ella que el Dios muere, pasa por el inframundo y de ella renace. Ella cambia pero nunca tiene fin y ella es ambas cosas; La Sabia Anciana y la Madre al mismo tiempo, ella es el sepulcro y también la matríz. Es atravéz de ella que el espíritu viaja desde la muerte sobre la nueva vida atravéz del Caldero del Renacimiento.
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