Egungun Yoruba
Los Yoruba celebran fiestas anuales o bienales, llamadas egungun, para honrar a sus antepasados y pedirles a éstos sus bendiciones. La palabra egungun puede traducirse como "los poderes ocultos".
En estas fiestas, participan hombres con máscaras que representan a los antepasados a quienes se honra. Para que la identidad del bailarín enmascarado quede del todo oculta utilizan ropajes que le hacen irreconocible. Las telas utilizadas dependen del prestigio del difunto. En la mitología Yoruba la desnudez se relaciona con la locura y la infancia, y tal por esto, un mayor número de capas de tela es un signo de mayor respeto y riqueza para la familia que posee el traje. Todas estas capas de telas, junto a la variedad de texturas y colores utilizados consiguen una transformación del bailarín que es considerada con un "milagro" por los Yoruba. La pesadez de los ropajes y los violentos movimientos del bailarín requieren de una gran fuerza y energía.
Sólo los hombres pueden ser bailarines enmascarados, mientras que las mujeres participan en los bailes rituales cantando poemas de alabanza al antepasado.
Y según el sistema de Osha Ifa: Los Egungun
Son los ancestros o antepasados directos de cada familia, venerados en sus propios altares familiares o comunitarios. Su misión es asegurar la continuación de la sociedad Yoruba y de la justicia social a todos los niveles. Son también, en general, los espíritus de personas fallecidas
Egungun y Adimu Orisa
La creencia en la existencia de los espíritus de antepasados difuntos y otras personas entre los yorubas no es en ninguna parte ilustrada mejor que en el caso del culto a Egungun y el del culto a Adimu-Orisa que será descrito más tarde.
El culto de Oro, Eluku o Agemo es la de un espíritu único. El culto Egungun es la de numerosos espíritus que pueden aparecer en cualquier momento y especialmente en importantes ocasiones.
El sentimiento que impulsa a la adoración a las deidades de los espíritus descritos arriba es principalmente el del miedo, los principales sentimientos en el caso de Egungun son los de afecto y reverencia. El sentimiento dominante es el de afecto para los difuntos, y la aparición de sus espíritus en la forma materializada de Egunguns es una demostración de la indisoluble unión existente entre los miembros vivos y muertos de la comunidad.
Un Egungun está considerado por lo tanto, como una personificación del espíritu de una persona muerta que vuelve del cielo o de algunos rincones de la tierra en otra dimensión para visitar a su gente. De aquí se le llama un ‘Ara-Orun’ (un ciudadano del cielo). Aparece en la forma de un hombre completamente cubierto de la cabeza a los pies con el traje conocido como ‘Ago’, con una apertura hecha en la parte que cubre el rostro que le permite ver el mundo exterior. El traje puede ser hecho con telas o hierbas del país. Distinguidos egunguns llevan una máscara de madera. Ninguna parte del cuerpo de Egungun tiene que estar visible.
Un Egungun puede aparecer en cualquier momento.
Puede hacerlo o bien solo, o acompañado solamente por una o dos personas conocida como ‘Atokun’ (escolta).
Cuando van por la calle, él lleva un látigo flexible y habla con voz de ventrílocuo, dando por eso la impresión de que es un auténtico ‘Ara-Orun’. Todos evitan escrupulosamente tocar sus ropas. Aquellos que son adoradores de Egungun se inclinan o arrodillan cuando él se aproxima. Otros le ofrecen regalos.
Pueden aparecer pequeñas compañías de egunguns. Desfilan por las calles de la misma forma que el Egungun solo, y reciben homenaje y regalos de la misma manera.
En algunas ciudades, los egunguns se constituyen en asociaciones. En cada asociación hay un jefe Egungun. El número de miembros puede ser grande o pequeño, pero todos ellos deben obediencia a su jefe. Cada jefe Egungun tiene un título. Algunos de los títulos llevados por jefes Egungun son: Egungun Ajolojo, Egungun Ajofoyinbo, Egungun Oye, Egungun Oya.
De todos los Egungun, Oya es el más temido. Cuando él aparece, va acompañado por un gran grupo de ‘Atokuns’ o séquito y de hombres mayores llevando látigos. Al frente de los Egungun va un grupo de mujeres que van vestidas hasta la cintura, quedando el resto desnudo. El Oya lleva un traje más completo y pintoresco que los demás egunguns. Lleva una máscara que le da una apariencia misteriosa.
Se supone que Egungun Oya ha sido importado del Distrito Níger. Oya es el nombre de la diosa del Níger, y Egungun Oya es considerado como la forma encarnada del espíritu de la diosa que toma la forma de un hombre. De aquí que la aparición de Egungun es anunciada por un grupo de mujeres, y por lo que a las mujeres se les permite completamente tomar parte en el desfile.
Ninguna asociación puede celebrar un juego Egungun en una ciudad sin el permiso del jefe Egungun de la misma.
Egungun exige el poder de metamorfosearse en animales y de cambiar el sexo. Una exhibición de este poder se supone que se hace cuando hay una representación Egungun.
Se dice en la historia que un egun, sin el permiso del jefe Egungun de la ciudad, se metamorfoseó él mismo en un cocodrilo. Se dice que por medio de encantamiento, el ofendido Egungun impidió al metamorfoseado egun retornar a su forma humana y lo obligó a echarse dentro de un estanque, y hasta que no diera debido aplacamiento a la ofensa que se le había hecho no se le permitía salir del estanque y recobrar su forma humana original.
Puede admitirse que mediante el uso de magia negra, el ofendido Egungun puede encantar a su ofensor.
Pero que una verdadera metamorfosis tenga lugar es increíble, en vista del hecho de que durante un período de más de treinta años ni el autor, ni ninguna persona de confianza con la que él ha tratado del tema, ha sido testigo de ningún caso de verdadera metamorfosis o encontrarse con nadie que haya visto nada diferente del disfraz o mascarada descrita arriba.
Muchas tribus todavía conservan una fiesta Egungun anual en Junio de cada año. En Oyo y Awe, donde la adoración Egungun está muy protegida, la fiesta es observada escrupulosamente.
Aparecen gran número de Egunguns, y toda la ciudad está en fiesta. Hay desfiles y juegos que duran siete días.
La fiesta ha sido descrita correctamente como el festival yoruba “todo almas”, aunque es, en cierto sentido, un festival de luto por el muerto, es una fiesta alegre porque da una firme seguridad de que los espíritus del muerto están vivos y son capaces de manifestarse en forma de Egunguns.
Los Egunguns generalmente representan ceremonias en relación con exequias fúnebres. Estas ceremonias serán descritas más adelante.
ORIGEN HISTÓRICO
El origen histórico del culto a Egungun es fácil de encontrar. Primero de todo, debería señalarse que la traducción de la palabra como ‘hueso’ o ‘esqueleto’ es errónea.
El error es debido a un imperfecto conocimiento de la lengua.
La palabra yoruba para un ‘hueso’ es ‘egungun’ o ‘egun’; no hay acento en las vocales de la primera, pues todas ellas son vocales de medio tono; el circunflejo de la primera vocal de la segunda palabra (egun), demuestra que la primera sílaba es una forma contraída de la primera.
La palabra para ‘embaucador’ es ‘egúngún’, la primera vocal es una vocal de medio tono, y las dos restantes son vocales de alto tono; de aquí los acentos situados sobre ellas.
La palabra por lo tanto difiere completamente de ‘egun-gun’, que significa ‘hueso’.
Para poder explicar el origen de la palabra es necesario separar las partes de que se compone, así ‘e-gu(n)-gu(n)’. ‘E’ es la vocal inicial que requieren todos los nombres yoruba, ‘gu’ es una forma modificada de ‘Khu’, la antigua palabra egipcia para ‘espíritu luminoso’. ‘Gu(n)-gu(n)’ es por lo tanto, una repetición de la palabra que denota pluralidad o perfección. Igualmente, la palabra ‘i-ku-ku’ se aplica a ‘cubrirse de niebla’ porque ella corresponde, en consideración a su pureza e insustancialidad, a la idea yoruba de espíritu.
Ello es probable porque la palabra ‘ku-ku’ es usada ya en este sentido y que la palabra para ‘espíritu encarnado’ es modificada a ‘e-gu(n)-gu(n)’ (una palabra que de acuerdo con su derivación dada más arriba significa ‘espíritus’).
El culto Egungun es por lo tanto la supervivencia, en una forma práctica, de la fusión de las creencias del Antiguo Egipto que después de la muerte, las personas honradas se convierten en espíritus luminosos (Khu) y que sus ‘kas’ ‘los cuerpos luminosos de las almas’, son capaces de trasladarse y de asumir formas humanas.
En la diáspora latinoamericana Yoruba veneramos a los antepasados (espíritus de los difuntos) utilizando el adjetivo para ellos de Egun (hueso), en el anterior contexto quisimos explicar las raíces Yorubas de la adoración a los antepasados, que son en gran parte la que nosotros heredamos pero por supuesto llegamos a adaptar a nuestros países de origen, haciendo cambios bruscos positivos en la mecánica de la adoración. Pero siempre con el mismo fin “La veneración y adoración a los espíritus ancestrales de los antepasados”, con el único fin de que estos, que están en un plano mas cercano a los seres humanos permitan el buen fluido de nuestra adoración a los Orisas. ADIMUORISA
El culto de Adimuorisa o Adamu-orisa está relacionado con exequias fúnebres.
Un corto tiempo después del entierro de un miembro jefe de una ciudad, un festival Adimuorisa es preparado en su honor.
La celebración del festival es cara, y por lo tanto, tiene lugar en las raras ocasiones en que la familia de la persona fallecida puede permitirse el coste de los ritos y ceremonias que trae consigo.
El culto es característico de los Aworis, que viven cerca de la costa. Se parece al de los Egungun en que afecta a la aparición de espíritus en formas encarnadas, pero se diferencia de él en que los miembros de la asociación no pueden aparecer en cualquier momento como las mascaradas, excepto en ocasiones de festivales.
Un festival de Adimuorisa se celebra del modo siguiente: se hace una proclamación de que será celebrado un festival Adimuorisa en honor de una persona fallecida de la que se da el nombre y se anuncia la fecha del festival.
Unos pocos días después, se prohíbe a la gente el salir durante una cierta noche.
Cualquier persona capturada en dicha noche será utilizada para el festival. En tiempos antiguos, algunas de las personas así capturadas eran sacrificadas como aplacamiento de los orisas para asegurarse el éxito en la celebración del festival.
Una de ellas es reservada para hacer el papel de Adimuorisa.
Tres días antes del festival, el cuerpo ejecutivo de la asociación se reúnen privadamente en Agodo (la casa de reunión del culto) y llevan a cabo algunos ritos y ceremonias secretas. Una contraseña secreta es acordada, y esta es comunicada a todos los miembros iniciados de la asociación, que es usada en el festival. Se inflige un severo castigo a cualquiera que acuda al festival disfrazado sin conocer la contraseña. En tiempos antiguos se solía aplicar la pena de muerte.
Dos días antes de la fiesta, el tronco de un platanero o el tronco de un pequeño árbol es envuelto como una momia y es vestido con ropas caras y otros adornos, después, es guardado en Agodo o en el Iga (palacio o casa grande) de uno de los jefes. Se supone que esta momia representa al cuerpo de la persona muerta en cuyo honor se celebra el festival. Cuando la momia ha sido guardada adecuadamente, es custodiada por algunos de los principales miembros del culto. El tamborileo sigue alegremente y la multitud se reúne para ver la momia ricamente cargada con joyas decorativas. Se sirven refrescos en los lugares limítrofes a Agodo o Iga.
El gasto de la momia y los refrescos deben estar al cargo de la familia de la persona fallecida.
En las primeras horas del día del festival empiezan a aparecer espíritus encarnados en formas diversas.
La mayoría de los espíritus aparecen como Eyos.
El traje de un ‘eyo’ no es de una pieza.
Consta de una gran bata larga (Agbada), cosida a la moda nativa, con unas mangas anchas y muy largas, un velo largo blanco y un sombrero de ala ancha, también una pieza de fuerte tela con la que roza la tierra.
Es llevada también, una varita especial (blanca), conocida como ‘opabata’. A veces es usado un velo coloreado, pero el color usado generalmente es el blanco.
El Aropale debe cubrir enteramente los pies de Eyo y arrastrar detrás de él con una longitud no inferior a los dos pies. Algunos ‘aropales’ tienen una longitud de alrededor de los diez pies.
La varita es llamada ‘opabata’, y está hecha de la parte ancha de una hoja larga de palmera.
Los ‘eyos' aparecen solos o en compañía. Cuando desfilan por las calles se dirigen a los caminantes con una voz de ventrílocuo de la siguiente forma: “I-ha-ha! I-ha-ha!! I-ha-ha!!! Eserukeru. O se mi tibalaka tibalaka. O se mi tiboloko tiboloko. I-ha-ha!!!” “Hal-lo! Hal-lo!! Hal-lo!!! No hay motivo para el miedo. Me apetece bailar de esta manera. Me apetece bailar de esta manera. H-a-l-l-o-o-o!”.
Los espectadores generalmente replican diciendo: “A-gogoro Eyo! Mo yo fun e mo yo fun ara mi” “Qué alto o imponente Eyo! Yo te felicito, yo me congratulo”, esto es, el tener la buena suerte de participar o ser testigo del festival.
Algunos de los importantes espíritus aparecen con la forma de Agere (zancudo), Oniko (un enmascarado cuyo traje está hecho con juncos), Ologede (un enmascarado cuyo traje está hecho con hojas de plátano). Cada uno de ellos es escoltado por un número de ‘eyos' que varía de treinta a cien. Cada conjunto de escolta lleva un sombrero distintivo con una adecuada insignia.
El espíritu más importante es Adimu. Está vestido de la cabeza a los pies con ropas nativas y lleva una máscara de lana con una sobresaliente pero detallada nariz. De aquí que es llamado ‘Adimu Orisa’ ‘el Orisa con detalladas narices’. A veces la nariz está abierta y entonces es llamado ‘Adamu Orisa’ ‘el Orisa con las narices abiertas’ (‘Adamu Orisa’ no significa ‘nosotros confundimos los Orisas’, ésta errónea traducción es debida a un conocimiento imperfecto de la lengua).
No hay ninguna apertura delante de su cara, y por lo tanto no puede trasladarse fácilmente. Tiene que ser conducido por un número de viejos miembros del culto que no están disfrazados. También está escoltado por un gran contingente de Eyos, a veces en número superior a doscientos que corren arriba y abajo por delante y por detrás de él, evitando que cualquiera de los no iniciados se aproxime demasiado a él. Incluso los otros ‘eyos' y espíritus tienen que alejarse cuando él se acerca. Se le atribuyen poderes sobrenaturales para castigar a aquellos que le insultan o faltan al respeto.
Adimu es que preside el entierro en el festival. Es también conocido como O-gu(n)-ra(n). Antiguamente el Adimu y el Ogunran eran dos espíritus encarnados diferentes y según la tradición, los dos acostumbraban a aparecer en las ocasiones de festivales Adamu-Orisa. Actualmente los dos vocablos son aplicados al mismo disfraz. Hay alguna gente, sin embargo, que creen que deben ser considerados distintos.
Dibujos con los colores rojo y blanco son hechos en la máscara llevada por el Adimu.
Temprano, el día del festival, el Adimu, después de que los sacrificios hayan sido hechos, va primero a Oju Elegba y ejecuta algunas ceremonias. Luego va al Iga, donde la momia es depositada y se lamenta de la muerte del difunto. Después se retira al Agodo. Más tarde, se une al desfile de las calles como los otros espíritus encarnados, al final del día él vuelve al ‘agodo’.
El Adimu es el primer espíritu encarnado en aparecer por las calles. Ningún otro disfraz debe precederle. La pena de muerte era impuesta siempre por el infringimiento de esta regla en tiempos antiguos.
Durante todo el día del festival, el respeto más grande, equivalente a honor divino, es mantenido por todos hacia el Adimu. Incluso el Oba (rey o jefe supremo), que debe ser un ‘eyo’ en ese día, debe mantener gran respeto hacia él. Después del festival vuelve a su posición de persona corriente, y se ha dicho que como resultado de las ceremonias que el ha tenido que sufrir antes del festival, se convertirá en un idiota o bien morirá dentro de pocos días.
El sacerdocio relacionado con el culto, es sacado del Akarigbere y Idejo jefes de Lagos. Los sacerdotes están siempre ligeramente vestidos y afeitados pulcramente.
Los Eyos y otros disfraces son a veces escoltados por grandes comitivas. Su sus seguidores son jefes, deben ir desnudos de la espalda hacia arriba. Otros seguidores no deben llevar tocado. Antiguamente, todos aquellos que se encuentran con un ‘eyo’ tienen que quitarse los sombreros y a aquellos que no lo hacían eran golpeados sin misericordia. Esta exigencia de obligado homenaje ha sido modificada grandemente, debido a la introducción de la civilización y a la presencia de gran número de no nativos en la población. Sin embargo, se requiere respeto para el Adimu, y la discreción es la norma para los escoltas Eyos con algunas excepciones.
A veces el festival se celebra por la noche, como el festival ‘Eluku’. Los enmascarados son entonces conocidos como ‘Eyo Oru’ ‘Eyos de la noche’. El festival nocturno no es menos elaborado o popular.
ORIGEN HISTÓRICO
Es el mismo que el del culto Egungun. La palabra ‘eyo’ procede de la palabra ‘ye’, que significa ‘vivir’, ‘existir’. ‘Eyo’ significa por tanto ‘los que viven o los espíritus vivos’.
Debe ser interesante destacar los siguientes pasajes que describen las creencias en el Antiguo Egipto que han persistido en la adoración espiritual de Egungun y Adimuorisa en el país yoruba.
El profesor Wiedeman dice: “el alma podría... tomar su residencia en su anterior cuerpo y volver a la tierra bajo esa forma y así visitar de nuevo los lugares donde una vez vivió”.
Otra vez, el escritor dice: “el poder del alma (ka) para encarnarse a voluntad se convierte en una de las principales razones para embalsamar al muerto”.
Escribiendo sobre la naturaleza y funciones de los Kas (cuerpos del alma), el profesor Flinders Petrie dice: “cada persona recibía una parte del espíritu de la familia que le guiaba y era la última personalidad, y que al morir volvía a reunir el espíritu de toda la familia que le acogía y le protegía”.
El propósito de la aparición de los Eyos en relación con el culto de Adamu Orisa, sin embargo, parece ser el conceder una ceremonial bienvenida a la vuelta del espíritu del muerto al espíritu de toda la familia.
Los siguientes puntos, referidos especialmente al culto de Adamu-Orisa, deberían también ser señalados:
1. El respeto debido al Adimu, sin tener en cuenta la clase o la posición, e incluso por el Oba (rey o jefe supremo). Esto sugiere fuertemente que el festival Adimu es, en algunos aspectos, una supervivencia del festival del rey Mock del Antiguo Egipto, que es así descrito por Klunzinger:
“Un festival popular muy antiguo es el de este rey Mock (falso), que pervivió en el Alto Egipto hasta el siglo pasado. Un ¿¿¿FELLAH??? Era vestido con una falsa barba, llevando un largo cetro. Durante su día, todos le obedecían, incluso el gobernador le cedía el paso, hasta que al fin el traje era destrozado y los restos del poder concluidos”.
2. La misma palabra Adimu, que es una supervivencia de ‘Atumu’ o ‘Adumu’, el nombre de un dios egipcio muy conocido. Debería observarse que la letra ‘t’ es cambiada a menudo; ‘d’, ‘i’ y ‘u’ son, con frecuencia, sustituidas una por otra por los escritores egipcios.
La razón del honor divino que se da a Adimu resulta, por lo tanto, obvia. ‘Atumu’ o ‘Adumu’ era uno de los dioses más venerados del Antiguo Egipto. Siempre era pintado en forma de hombre.
El otro nombre de Adimu, esto es, O-gu-ra(n) es digno de mención. ‘Gu’ es una modificación de ‘Khu’, y ‘Ra’ es el nombre del dios-sol egipcio, O-gu-ra(n), por lo tanto, significa ‘el alma de Ra’. Ahora bien, en el Antiguo Egipto, Atamu era un dios-sol. Según el profesor Maspero , “El sol que existía antes del mundo, ellos (los egipcios) lo llamaban ‘Creador’ (‘Tumu’, ‘Atumu’). En la teología de Helliópolis, ‘Atumu’ y ‘Ra’ eran identificados bajo un único nombre de ‘Atumu-Ra’; que es el dios-sol pre-mundano y eterno. Por lo tanto, no es sorprendente que la palabra ‘Oguran’, ‘el alma de Ra’, sea usada por los yorubas como nombre alternativo de Adimu. El uso de la palabra es una indicación más del origen egipcio del culto.
Puede añadirse aquí que Atumu o Adumu permanece no sólo entre los yorubas, sino también entre otras tribus de África Occidental. Por ejemplo, una importante deidad entre los Ijaws es conocida como ‘Adumu’.
Historia de Egun Gun
Los òrìsà vivían en el Orun, vienen a la tierra trayendo su primer cuerpo que creará su linaje espiritual, pero no viene todo su àse al mundo en ese cuerpo, quien en verdad viene es una pequeña parte del mismo expresada en su Ìpònrí, es decir que en la tierra el propio òrìsà debe tener la humildad de reverenciar su "Yo Superior" que vino con él y que al mismo tiempo se quedó en Orun (esto es el òrìsà Igbamólè). Al morir ese òrìsà encarnado como persona, pasa a ser adorado como Egúngún y en poco tiempo, por sus facultades extraordinarias se le asocia directamente con Él mismo como òrìsà. En Òyó sucedió esto con tres òrìsà principalmente: Ògún; Oya y Sàngó; quienes se consideran antepasados especiales que adquirieron el status de òrìsà, siendo a la vez homenajeados como Egúngún y sus trajes son los más decorados, sin embargo los más espectaculares son los que representan a Egúngún Oya, quien es considerada la creadora de las vestimentas según la tradición, a pesar de esa postura, cabe notar que el òrìsà cuando es reverenciado como Egúngún no debe ser invocado como òrìsà, es decir, no podrían encontrarse en el mismo sitio ambos al mismo tiempo por tratarse del mismo personaje en momentos delicados de su existencia - algo así como viajar al pasado y tener contacto con uno mismo en otra etapa - lo que podría explicar el concepto erróneo de algunas personas a creer que Sàngó le teme a Egun (*). Esto explica porqué el culto de Egúngún se debe hacer aparte del de òrìsà pues todos tienen esa característica y también porqué en una rueda para òrìsà no podría llegar un Egun y viceversa, salvo en las ceremonias fúnebres, donde llegan los òrìsà, más allí no se trata de un culto a Egúngún (donde estarían incluidos los òrìsà como tales) sino de encaminar al recién fallecido.
Reverencia a los Ancestros:
por Awo Falokun Fatunmbi
Construyendo un Altar para los Ancestros
Ifá enseña que el poder para invocar efectivamente a los espíritus viene como resultado de la iniciación y el entrenamiento que da la iniciación. La excepción a esta regla es Egun (Espíritus de los ancestros). En Ifá hay iniciaciones de ancestros. (Egúngún, isegún, ato) pero se cree que cualquiera tiene el poder y la habilidad para comunicarse con sus familiares consanguíneos quienes han trascendido esta vida.
La comunicación con tus propios ancestros es un derecho de nacimiento. En ocasiones esta comunicación simplemente puede involucrar recordar a un ancestro al que se le hace reverencia y hacer uso de la memoria, como base para tomar las decisiones de la vida. De muchas maneras la comunicación con los ancestros es un extensión del entrenamiento y la sabiduría que recibimos de nuestros padres. Ifá dice que no puedes saber quién eres si no puedes decir los nombres de tus ancestros siete generaciones hacia atrás. Recitar los nombres es más que recitar la genealogía, es preservar la historia del linaje familiar y la memoria de las buenas acciones que permitieron a la familia sobrevivir y crear un hogar para el continuado ciclo de reencarnación (atunwa).
En la cultura Yoruba es común para los no iniciados hacer contacto directo con los espíritus de los ancestros. El proceso de comunicación que más prevalece es a través de los sueños. La comunicación también ocurre durante la participación en festivales anuales de los ancestros. Ya que dichos festivales no son comunes en este país, los adoradores de Ifá en el Oeste han creado muchas alternativas viables. Usando estos métodos alternativos, el primer paso para honrar a los ancestros, es la construcción de un altar para los ancestros usado como punto focal para la oración y la meditación.
Hay un número de métodos Africanos tradicionales para construir un altar para los ancestros, algunos de los cuales son muy complejos y requieren entrenamiento personal. Por ejemplo es común en la cultura tradicional Yoruba enterrar a los ancestros bajo los pisos de la casa familiar. El pulgar del ancestro es el fundamento del altar de los ancestros. Para aquellos que no tienen acceso al linaje familiar, yo recomiendo que el altar de los ancestros sea construido con elementos mínimos (en algunos linajes en la Diáspora hay un modo estandarizado para construir un altar, estos métodos varían de familia en familia y deben ser seguidos de acuerdo a la tradición del linaje). Una vez que los elementos básicos están en su lugar, los ancestros pueden ser contactados directamente como guías en futuras adiciones al altar. En otras palabras una vez que estas en comunicación con los ancestros ellos te van a decir si quieren cosas específicas en el altar.
Preparando el Espacio Sagrado
Antes que un altar para los ancestros pueda ser ensamblado, hay varios pasos preliminares que necesitan ocurrir. Primero el cuarto debe estar limpio y recogido. Después que el altar es construido debe permanecer tan limpio como sea posible. Ifá enseña que la mugre y el desorden pueden atraer fuerzas espirituales no deseadas. Esto puede parecer simple, pero en mi experiencia es una consideración muy importante. Nuestro medio ambiente exterior refleja nuestro estado interior y no se resiste al cambio o al crecimiento. Ifá enseña la idea de que si estas confundido acerca de algo, remueve el desorden de tu casa y la claridad surgirá del medio ambiente físico transformado.
Después de que el cuarto está preparado, necesita ser sahumado. Sahumar es un proceso de limpieza espiritual usando el humo de hojas quemadas. El método que yo recomiendo ha sido copiado de la Tradición Nativa Americana. Los métodos usados en Ifá en África son complejos e involucran el uso de materiales que nos son fácilmente obtenibles en los Estados Unidos.
Es una práctica muy común de la Religión Nativa Americana sahumar mediante poner hojas en una concha o vasija de barro. Después de encender las hojas, se sopla el humo con un abanico. Cualquier pequeño contenedor que puede tener con seguridad un pequeño fuego y que no se caliente en demasía puede ser usado efectivamente. El contenedor seleccionado para este propósito debe ser mantenido cerca del altar y solo debe ser usado para sahumar. Simplemente moviendo el contenedor y abanicando con tu mano puede circular el humo.
Ser feliz
Aboru Aboye Abosise
Reflexionar con uno mismo, buscar respuestas, encontrar soluciones, es parte del crecimiento espiritual.
Somos lo que construimos, todo lo que planeamos para nuestra vida, es parte de nuestra esencia, si nos sofocamos dentro de nuestros problemas cotidianos y no buscamos la forma de solucionarlos sin caer en un circulo vicioso de vivirlos y perder la oportunidad de disfrutar de otras cosas lindas que nos da la vida, entramos en un pozo en el cual somos nosotros mismos los que cavamos, por eso reflexionar, buscar respuestas y encontrar soluciones es parte del vivir el día a día, sin entrar en colapsos con el destino individual y principalmente no culpabilizar a los demás por nuestros infortunios, entender las razones de lo que estemos pasando, es el primer paso para una solución, encontrar donde están nuestros errores, lapidarlos y pulirlos, para luego encontrar la forma de coexistir sin la presión del desaliento y la frustración.
En el mundo todos somos sumamente importantes dentro del gran motor que es la vida, si amamos a los demás debemos aprender a amarnos a nosotros mismos, y amarse es parte de encontrar los puntos de integración y convivencia dentro de nuestra comunidad, ya que si podemos vivir en armonía con nuestro Yo interior podremos vivir en paz con nuestros seres queridos, la felicidad pasa por lo que uno es, no por lo que uno tiene al lado, solamente se complementa con amor lo que uno pueda producir en su propio ser.
Ogbo Ato
Ela Aboru Ela Aboye Ela Abosise!
BABA IFATEJÚ AWORENI
¿Es necesario rapar el cabello en la consagración?
No podemos extendernos mucho sobre el particular iniciático, por razones obvias pero trataremos de explicar su importancia. Comenzaremos respondiendo esta pregunta con otra.
¿Puede un cirujano operar sin desinfectar el lugar donde realizara dicha operación?
Obviamente la respuesta es No.
Desde hace tiempo se viene realizando en algunos Iles religiosos, lo que llaman “coronita” en la consagración. Hay iniciados que no se rapan por consideraciones o flexibilidad de sus Ìyálórìsà o Babalórìsà, argumentando que su situación social se lo impide. Esto es incorrecto y lejos de ayudar al iniciado lo perjudica grandemente.
El Irun (pelo) es un aislante y preponderante trasmisor de energías negativas. Al quitarlo litúrgicamente, la persona queda expuesta libremente a que todo el ritual que con lleva, penetre conforme a su necesidad, de manera intensa, en todo su astral. La persona que está destinada por su Orí a ser consagrada se supone que está maduramente preparada para ejercer su sacerdocio como es debido. El neófito debe de tomar absoluta conciencia de lo importante que es para él o ella, el permitir que se le rape el cabello.
Lo más importante en la construcción de un nuevo objetivo o en este caso de nuestro futuro destino como sacerdotes es una base sólida, si nosotros por prejuicios sociales o personales no aceptamos las reglas litúrgicas de nuestra tradición como deben ser y comenzamos a cambiar sus procedimientos estaremos mutilando, en primer lugar el legado de nuestros ancestros y en segundo lugar nuestro propio destino.
Imagínense ustedes si estamos destinados a ser consagrados y ya desde el primer día de nuestra iniciación ya comenzamos a no estar de acuerdo con el rapado por nuestro trabajo o presiones sociales.
De verdad creen ustedes que los Òrísàs podrán escuchar nuestras plegarias y ayudarnos a alcanzar nuestro bienestar. La palabra ebo (sacrificio) es fundamental en nuestra tradición. Si no somos capaces de sacrificarnos por nuestros Òrísàs como podremos después pedirles su ayuda?
Mediten al respecto y se darán cuenta de la importancia del cumplimiento estricto de nuestra liturgia. A quien únicamente estamos perjudicando cuando no se nos poda el pelo completamente es a nosotros mismos. No debe de consagrarse una Orí (cabeza) sin raparse.
EBORÍ
Ritual de Orí, ebó de Orí.
Esta ceremonia consiste en la alimentación del Orí Inú, y en la consagración del Igbá Orí del iniciado, donde pasa por una serie de rituales que son realizadas con la intención de confirmar la existencia individual de cada ser humano, restituyendo el asé individual que fue insuflado por Osalá y modelado por Ajalá Mopin, esta ceremonia es una de las más importantes dentro de la consagración religiosa.
El primer paso es la pintura del iyawó, el cual será pintado con efún por todo su cuerpo; este ritual es conocido en tierras Yoruba por el nombre de Ijéfun, armonizándolo con su parte espiritual para que sea mejor transmitido el Asé.
Luego pasará por las ceremonias de Ori dirigidas por el Baba/Iya de la comunidad religiosa.
El iniciado ahora llamado de Omo titán (el nuevo hijo) será recién acostado y descansará todo este día, para luego prepararse para la gran ceremonia de asento de su Ojubo Orisá y de la consagración de los demás Orisá que serán asentados.
El próximo día es reservado para la preparación y elevación espiritual de los iniciados, en este día ellos comerán elementos blancos, comidas livianas, bebidas a base de hierbas sagradas, y seguirán vestidos con ropas blancas.
Deben pasar el máximo de tiempo en silencio reflexionando con su Orí, y en un estado de paz y armonía espiritual.
No se come azúcar ni nada dulce.
Se inmolan 1 gallineta, 1 gallina blanca y un cazal de palomas.
Se marca preparando los canales, con agua, orí (vegetal), efún. Luego se inmolan las aves, marcando y luego se coloca en la cabeza (eleedá) una hoja (recorte de hoja de palo de agua) con un akasá (circular), por último el Baba le entrega la mitad de un trozo de obi para masticar mientras va pidiendo y del mismo modo el Baba mastica la otra mitad pidiendo al Orí de la persona, este obi masticado mientras pedíamos se coloca sobre la cabeza con el akasá encima luego se cierra el eleedá con 8 plumitas blancas las mejores y chiquitas.
Siempre se marcan: cabeza (eledá), frente (3º ojo), sienes, ombligo (conexión interna con Orí), dedo gordo de pie (derecho para hijos de Orisás de miel, izquierdo para hijos de Orisás de aceite).
Se cubre el asentamiento de Orí con plumas de las aves.
Se cubre con un paño blanco la cabeza y por encima de él se coloca una pluma de gallineta en señal de la concreción del ritual.
Cuando se vaya a levantar el asentamiento de Orí, se le sacan las plumitas con mucho cuidado, se levanta y coloca sobre algodón, se lava muy bien la bacía y se coloca con el algodón dentro de la misma, también debemos cubrir con un Ilé Orí, cobertor en forma de sombrero con corona.
ORÍKÌ ORÍ (Alabando al Espíritu Interno por la mañana)
Èmi mà jí Lon o, o, mo f’orí balè f’Olorún
Ahora que acabo de levantarme, presento mis respetos al reino de los antepasados.
Ire gbogbo maa’ wa’ba’ me, Orí mi da’mi da’iye. Ngò kú mó. Ire gbogbo ni t’èmí.
Imole ni ti Àmakìsì. Asé
Permita a todas las cosas buenas venir a mí. El Espíritu Interno me da vida. Nunca me moriré. Permita a todas las cosas buenas venir a mí.
Los Espíritus de luz pertenecen a Àmakìsì. Asé.
EBÓ ESÚ ATI OGÚN
En esta parte de las consagraciones, se alimenta al Ojubó (asentamiento) colectivo de Esú y Ogún del Egbé (comunidad, casa, familia), en el cual será pedida la protección y el resguardo de la Egbé en todo el proceso consagratorio, como también pedir a Esú y Ogún que sean ellos los que abran los caminos a partir de este momento de los nuevos iniciados, para una vida material más próspera y una vida espiritual llena de felicidad, paz y evolución.
En esta ceremonia también son realizados los Asentos de Esú Obará el cual es el Esú individual que acompañará el Alagbatorí y Orisá Orí en el crecimiento espiritual del iniciado, este ritual es la primera ceremonia consagratoria por el cual el iniciado pasará, ya que si Esú no recibe su Ebó todo lo que fuera realizado estaría totalmente para lizado, Esú es el que va a dar dinamismo y transformación a partir de este ritual, el come siempre antes que cualquier Orisá, y su asento también debe ser hecho antes para de esta forma abrir el camino a la consagración de Orí de los demás Orisás que serán asentados.
Luego de la consagración de Esú Obará y de que los Ojubó de Esú y Ogún hayan sido alimentados, los iniciados en conjunto con los integrantes de la Egbé danzan en homenaje a este Orisá Eborá, en la ceremonia conocida como Ipadé Esú.
Para esta ceremonia debemos tener en cuenta que para montar Esú a una persona debemos conocer el Odu Ipín, el Orisá Alagbatorí para poder cargar Esú con los elementos que corresponden, pero mismo así la base fundamental de Esú Obara es siempre la misma.
• Alguidar mediano
• Tierra arcillosa
• Ebu Esú
• Obi
• Orogbó
• Osun
• Orí (vegetal)
• Efun
• Aridan
• Otá Iyangui
• Epó pupá
• Oyin
• Oti
• Iyo
• Inà
• Ewe Esú
• Ewe Alagbatorí
• Kawki
• Atare
OFÓ ÈSÚ
Èsú Òdàrà
Esú otá Orisá Osetura l’oruko baba mòò
Ó ba obìnrin je
Ó ba okùnrin mu
Onìbodè Òrun
Bàbá ó
Wá gbèèmi ó. (puede ser, Wá gbè…. Nombre de àbíon)
Ògá ki ó rí jé nínú ìdàrú
Èsú lógémón Òrun
Májé kí mo (lágbájá….) nrí ìjà rè
Èsú máse mi
Másé (lágbájá….) ní rere
Àsé.
Esú Odara
Piedra primogénita de los Orisás, Osetura es tu verdadero nombre
Vos que comés con la mujer
Vos que bebes con el hombre
Portero del cielo
Pai
Ven a socorrerme (ven a socorrerme…. Nombre de Iyáwò)
El jefe que es visto siempre y está dentro de la confusión
Esú, señor poderoso e inflexible del Orún (cielo)
No permita que yo (fulano de tal), vea su pelea
Esú no me haga mal
No haga mal a (fulano…)
Dénos permiso en los caminos
Haga que los caminos de (fulano…) sean buenos, etc.
Y así sea.
EBO ETUTU
Ritual de limpieza o purificación del cuerpo material y espiritual.
Este es el primer ritual en las iniciaciones.
Elementos: maíz torrado, pipoca, akasás, bolos de harina, bolos de Farina, canjica amarilla, canjica blanca, sacudimento con hojas (de mora).
Los iniciados van a ingresar por primera vez en el Igbomolè (monte sagrado de los Inmolè) también llamado en culto a Ifá de Igbodu, donde a partir de este momento ellos dejarán su pasado atrás y comenzarán un nuevo camino dentro de la vida religiosa y espiritual, desde este momento en adelante el iniciado pasará por diferentes tipos de preparaciones hasta el día consagratorio, que consiste en baños de hierbas, infusiones de ciertas hojas y raíces sagradas que tendrán que tomar, de ser necesario, para purificar su organismo físico e interno.
El iniciado ingresa al Igbomolè con ropas rotosas, lo más viejas posible, pasando por un ritual de limpieza que será realizado por los sacerdotes de la Egbé, que al terminar este ritual dejan sobre la tela de limpieza (que va al piso donde se le realiza la limpieza al hijo) las vestimentas viejas y es envuelto en un gran Alá blanco (paño), con el cual se dirigirá a otra parte para realizar un baño con Osè dudu (jabón africano mezclado con una preparación obtenida de la cocción de varios elementos empleados en estos rituales) y luego es hecho el primer baño de Agbò, que consiste en una mezcla de hierbas y vegetales, anteriormente consagrados para la purificación espiritual del iniciado.
Una vez realizado los baños, el iniciado es vestido con ropas y telas blancas, permaneciendo así hasta las próximas ceremonias y hasta el último día.
ADURA OMORISÁ
Omo ní iré ó ngbé a ilé
Ó ngbé a ilé, ire ó
Omo ní ire ó ngbé a ilé
Ó ngbé a ilé, ire ó
Séré ebílé wa ó, a ndé
Omo l’ayò ire ó ndé wa
L’ayò ire ó.
EBÓ TI EJÁ
Este ritual consiste en dar de comer a los Ojubó, que así reciben la sangre de pescados de piel, este restituye el Asé de la abundancia, del crecimiento espiritual y de la fuerza material.
En algunos casos este paso puede ser obviado para una posterior fecha, pero siempre que fuera posible es muy positivo poder realizarlo.
EBÓ TI ORISÁ AFEJEWÉ
Este día es consagrado para el asentamiento de los Ojubó Orisá, es en este ritual que se consagrará el Igbá Orisá y el iniciado pasará a ser conocido como Olòórisá recibiendo la consagración de su Elèédá y el asentamiento de los demás Orisá que corresponden a su esencia espiritual (Orisá Keji, Orisá Metà).
El iniciado pasará por una ceremonia de pintura donde su cuerpo será pintado con colores y elementos que fortifican la esencia de su Elèédá, elementos como el Efún, Waji, Osun, Carbón, Tierra, entre otros elementos son utilizados en la pintura.
Luego de esta preparación cada uno de los iniciados uno por vez se sentarán en un asiento preparado y predestinado para este ritual teniendo consigo el Igbá qué será consagrado a su Orisá, este recibirá los sacrificios de cuadrúpedos y aves, entre otros elementos consagratorios como Omi tutù, Ori, Efun, Epo pupá, Oyin, Iyo, Oti, etc…. Todo sacralizado anteriormente por el Baba/Iya. Para después ser plantado el Osú.
Una vez terminada la ceremonia de Afejewé. Los iniciados junto con todos los integrantes de la Egbé danzan alrededor de los animales abatidos en honor a los Orisá. Tanto en el ritual de Afejewé como en el oro, los iniciados como otros Elegún pueden ser posesionados por algunos instantes por su Orisá, esto puede ocurrir en cualquier momento de la ceremonia y con cualquiera de los integrantes de la Egbé.
Una comida conocida en nuestra variante como pirao, es preparada por la Iyabasé, para ser compartida entre todos, en señal de comunión con el Orisá.
EBO y ADIMU
Iniciación a las esferas sacerdotales.
Ser sacerdote o sacerdotisa implica entremezclar la personalidad dentro de un conjunto de actitudes de mayor envergadura: humildad, subyugación a los Orisas y a la disciplina ritual son cualidades esenciales que un sacerdote debe alcanzar. Por eso, para el sacerdote Orisa, la modestia y una completa carencia de egoísmo son requisitos indispensables para alcanzar la auténtica sabiduría sacerdotal yoruba.
El proceso para convertirse en sacerdote yoruba está definido por diferentes etapas de ceremonias rituales junto con las enseñanzas pertinentes. Los neófitos que se embarcan en este viaje deben encontrar primero un babalawo (sumo sacerdote) u olorisa (sacerdote o sacerdotisa Orisa) que les proporcionarán la iniciación, la educación y la paciencia que tanto se necesitan. Entre el novicio y el sacerdote o sacerdotisa debe haber, relativamente, pocos conflictos o “malas vibraciones”. Ambos tendrán que trabajar en armonía para conseguir su objetivo, que consiste en hacer progresar al novicio hasta que alcance el punto de sabiduría, comprensión y capacidad sacerdotal.
No todas las personas que se adentran en las prácticas Orisa tienen que ser iniciadas en la orden sacerdotal. Muchos se conforman con alcanzar alguna de las distintas etapas que le son asequibles. Yoruba proporciona dos niveles básicos de realización sacerdotal
EL SIGNIFICADO DEL SACRIFICIO DE ANIMALES
Un eslabón de una cadena se une a otro, una cadena cuelga sobre sus cuellos, fue la profecía de Ifá que se lanzó para los animales cuando ellos venían al mundo.
En la Religión Yoruba existen tres elementos de primer orden que integran el sacrificio: estos son las plantas, los animales y otros materiales que son usados por el hombre para lograr beneficios a través del agasajo a los poderes superiores divinos y la desviación de las fuerzas negativas que influyen sobre él.
Por todos es conocido que el hombre logra subsistir utilizando, básicamente, a los animales y a las plantas, toma de ellos su carne, pieles, corteza, raíces, tallos, hojas y frutos y se vale además de materiales diversos, obtenidos de su propia iniciativa o de la industria, como las telas para cubrir su cuerpo; sin embargo, el hombre yorubá emplea también todos estos elementos, que Olodumare le brinda, para ofrendar a las divinidades y alejar así, de su placentera estancia en la Tierra, todas las perspectivas de peligro que lo amenazan.
En el maravilloso mundo de los tradicionalistas yorubás, todos los factores bióticos o abióticos adquieren un significado mucho más profundo que enseñan, de forma plena y consciente, el importante lugar que ocupa cada cual en el ciclo de la vida y es precisamente ese significado, de gran relevancia, fundamentalmente, para los iniciados o adeptos del ifismo, el que llegará a ustedes a través de este nuevo artículo de nuestra web.
El Odu de Ifa EJIOGBE nos dice acerca de la importancia del sacrificio lo siguiente:
Para aquel que vino del Cielo a la Tierra con su ofrenda en las manos su camino no fue oscuro, para aquel que llegó a la Tierra con su ofrenda en las manos su caminar fue seguro.
En ese Ifá tomado del odu Ejiogbe, manifiesta cómo Esu lo ayudó a convertirse en el rey de los olodús gracias al sacrificio que este realizó por prescripción de la adivinación. El Ese del que hablamos nos cuenta que ya los dieciséis olodús en la Tierra, era hora ya de nombrar un jefe entre ellos. Ejiogbe no fue el primer olodú que vino a la Tierra, muchos otros llegaron primero.
Antes que él, Oyekún Meji, el rey de la noche, había reclamado la antigüedad, el grupo recurrió a Obatala, para que nombrara al rey de los olodús. Obatalá los invitó a todos y les dio una rata del bosque para que compartieran entre sí, Oyekun Meji cogió una pata, Iwori Meji cogió la segunda, Idí Meji la tercera y Obara Meji la cuarta, las demás partes fueron distribuidas en orden de antigüedad convencional. Ejiogbe por ser muy joven recibió la cabeza.
En orden de secuencia Obatalá les dio posteriormente un pescado, una gallina, una paloma, una guinea y por último, un chivo, todos fueron compartidos de acuerdo con el orden establecido con la rata del bosque. En cada caso, Ejiogbe recibió la cabeza de todos los animales sacrificados.
Finalmente, Obatalá les dijo que regresaran después de tres días para comunicarles su decisión. Ejiogbe se consultó de regreso a su casa e Ifá le dijo que ofrendara un macho cabrío a Esu. Después de comerse su macho cabrío, Esu le dijo que en el día señalado él debía asar un ñame y echarlo en su bolso junto con un calabacín lleno de agua, Esu también le dijo que llegara tarde a la reunión de los olodús en el palacio de Obatalá. El día señalado, los olodús vinieron a buscarlo para ir a la reunión, pero él les dijo que asaba un ñame al fuego para comer antes de partir.
Al irse ellos, Ejiogbe sacó el ñame, lo peló y lo guardó en su bolso junto con el agua. Rumbo a la reunión se encontró con una anciana, exactamente, como le había pronosticado Esu y, en consecuencia con lo que le había aconsejado, liberó a la anciana de la carga de leña que llevaba, ya que estaba tan cansada que apenas podía caminar.
Después de agradecerle su ayuda, la anciana se quejó de sentir apetito, Ejiogbe sacó de inmediato el ñame de la bolsa y se lo brindó, después de comérselo, ella le pidió agua y él le dio la que tenía en el bolso. Cuando la anciana terminó, Eyjiogbe recogió la leña y emprendió el camino con ella a su lado sin saber que se trataba de la madre de Obatalá.
La anciana al verlo apurado, le preguntó hacia dónde iba con tanta prisa, y él le respondió que ya estaba retrasado para ir a la reunión en la que Obatalá iba a nombrar al rey de los olodús. Agregó que se había tomado su tiempo, no obstante, porque sabía que era demasiado joven para aspirar a ser rey de los dieciséis discípulos de Orúnmila.
Al responder, la mujer le aseguró que él sería declarado rey de los olodús. Cuando llegaron a la casa, la anciana le dijo que dejara la leña en el fondo. Fue entonces que Ejiogbe reconoció la casa de Obatalá y comprendió que la mujer que había ayudado era, nada más y nada menos, la propia madre de este. Con ello, exhaló un suspiro de alivio. La mujer le pidió que le siguiera al interior de la casa. Allí sacó dos pedazos de tela blanca y ató uno al hombro derecho y otro al hombro izquierdo de Ejiogbe.
Después le insertó una pluma roja de cotorra en la cabeza y le puso una tiza blanca en la mano derecha, acto seguido, le mostró las mil cuatrocientas sesenta piedras, dispuestas delante de la casa de Obatalá, y le dijo que se parara sobre la piedra blanca en el centro. Con sus nuevas prendas, Ejiogbe se paró sobre la piedra mientras los demás aguardaban en la antesala de Obatalá. Transcurrió un tiempo, cuando Obatalá le preguntó a los demás a quién esperaban y todos respondieron que esperaban a Ejiogbe, Obatalá les preguntó el nombre del hombre que se encontraba parado afuera. Ellos no reconocieron a Ejiogbe, Obatalá les dijo que fueran a rendirle tributo, uno tras otro, y a tocar el suelo con su cabeza a los pies de Ejiogbe. A partir de entonces, Obatalá proclamó oficialmente a Ejiogbe rey de los olodús de Orúnmila.
Casi al unísono, todos los demás olodús refunfuñaron disgustados y no ocultaron su descontento con el nombramiento de un olodú joven como el jefe de ellos, entonces Obatalá les preguntó cómo habían compartido los animales que les había dado durante los días del período de prueba. Ellos le explicaron y Obatalá les preguntó quién había recibido la cabeza de cada uno de los animales y confirmaron que en cada caso, se la habían dado a Ejiogbe. Obatalá les explicó que fueron ellos quienes nombraron de manera inconsciente rey a Ejiogbe, ya que cuando la cabeza está fuera del cuerpo el resto no tiene vida, dicho esto, se marcharon, pero al salir de la casa de Obatalá, todos decidieron mantener a Ejiogbe a una distancia prudencial, también decidieron no reconocerlo, ni servirle, ni visitarlo. Antes de dispersarse, Ejiogbe compuso un Ese especial para neutralizar todas las maquinaciones malévolas en contra suya; el Ese en cuestión es el siguiente:
Oya ni ki owo won yaa
Owuwu oni koo wo won deenu
Ikpe akiko kiiga akika deenu
Ikpe orire I gun orire deenu
Etuu kii olo tu won ni mo
Inu lo otin ire efo ebire waa
Con este Ese especial, Ejiogbe utilizó hojas apropiadas de Ifá.
Después de este incidente, los olodús le dijeron que para ellos aceptarlo como rey tendría que hacerles una fiesta con: doscientas güiras de puré de ñame, doscientas ollas de sopa preparadas con diferentes tipos de carnes, doscientos güiros de vino, doscientas cestas de semillas de cola...... Y le dieron siete días para organizar la fiesta.
A simple vista huelga decir que parecía una tarea imposible porque ellos sabían que Ejiogbe no tenía con qué costear una fiesta de tal magnitud. Este se sentó a lamentar su desgracia y la perspectiva de seguir siendo un pastor sin ovejas.
A la sazón, Esu vino a preguntarle el porqué de su melancolía, y Ejiogbe le explicó que no tenía dinero para costear la fastuosa fiesta que los olodús le habían pedido para subordinarse a él. Esu le respondió que el problema se podía resolver si le ofrendaba otro macho cabrío. Ejiogbe no perdió tiempo en hacerle la ofrenda a Esu, después de comerse el macho cabrío, Esu le dijo que preparara sólo un plato de cada alimento y que colocara en fila ciento noventa y nueve recipientes adicionales vacíos -uno para cada uno- en el cuarto donde se celebraría la fiesta el día señalado.
Eyjiogbe hizo lo que dijo Esu, mientras tanto, los olodús se burlaban de él porque sabían que no había forma de que Ejiogbe pudiera costear dicha fiesta. Al séptimo día, los olodús fueron uno por uno a visitarlo para preguntarle por la fiesta. Como no escucharon los ruidos del mortero desde la cocina pensaron que no había fiesta. Mientras, los recipientes vacíos se encontraban en fila, Esu fue al cuarto de la fiesta y le ordenó al único plato de cada alimento multiplicarse y llenar todos los recipientes vacíos. Instantáneamente todas las güiras, las ollas, las cestas ......., se llenaron de comida recién elaborada y la fiesta estuvo lista.
Cuando Oyekú Meji llegó a la fiesta, se asombró de ver todo lo que estaba listo. Sin esperar la invitación formal se sentó a comer. Los siguientes: Iwori Meji, Idí Meji, Obara Meji, Okonrón Meji, Irosun Meji, Owanrin Meji, Ogundá Meji, Osá Meji, Eturá Meji, Irete Meji, Eká Meji, Eturukpón Meji, Osé Meji y Ofún Meji, antes de darse cuenta de lo sucedido, habían comido y bebido a su antojo.
Después de la fiesta, todos cargaron a Ejiogbe y lo elevaron sobre sus cabezas mientras bailaban en una procesión y cantaban:
El gobierno africano es teocrático de modo que los gobernantes son vistos como representantes divinos. Toda falta de respeto, reproche o rebeldía hacia los mismos está prohibida. En cuanto a la lealtad absoluta y obediencia hacia el gobierno el Odu Ejiogbe dice:
"La Corona debe ser juzgada por la cabeza que usa Corona.
Los labios del filósofo son los que deben desafiar al filósofo..."
Una Gorra nunca será más famosa que una Corona.
La que guía el Cuerpo es la Cabeza."
El yorubá tampoco está de acuerdo con sentimientos tales como la avaricia o el egoísmo, pues Ifá dice que todos vamos a recibir aquello que dimos, por esto, cuanto más mano abierta seamos, más recibiremos. La clave es ofrecer sin esperar nada a cambio. Se enseña que se debe pagar siempre a los Antepasados y Orishás para conservar la sabiduría, la suerte y los bienes materiales; así como también a ser contemplativo con el hermano más debil o pobre, dándole ayuda si fuera necesario. Obara-meji dice:
"La mosca que no es codiciosa, nunca muere en un recipiente de vino.
La mosca que vuela con las demás en el aire
y no se tienta con los cebos que hay en el suelo.
Nunca es cazada en una trampa."
Otra cosa a tener en cuenta, es que tenemos prohibido maltratar o castigar a los animales, así como tampoco debemos matar animales por placer o deporte. El sacrificio de animales debe ser hecho sólo cuando los orishás lo pidieran o cuando necesitáramos consumir carne, siempre consultando el oráculo, siendo que dichos sacrificios deben ser efectuados por personas preparadas ritualmente. Consideramos que los animales tienen el Ashé de los Orishás (que en conjunto representan a Olodumaré) y si dañáramos un animal estaríamos atrayendo un osogbo (poder negativo) hacia nosotros.
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